Es una trilogía de actual dialéctica. Las poblaciones se concentran cada día más en las grandes ciudades (mega ciudades) por diferentes motivos o razones. Los cambios climáticos se manifiestan, desplazan a las poblaciones que no supieron comprender cuando realizaron sus asentamientos que el código natural es inmutable. Los cambios realizados por el hombre sobre la naturaleza no son definitivos, siempre llega el momento donde los ríos reclaman sus lechos, cuando las montañas reclaman la vegetación….
La naturaleza por si es sostenible, la definición de auto sostenibilidad no requiere de mayores esfuerzos para entenderlos.
Las ciudades para su crecimiento se esparcieron sin control en los campos, lo devastaron, lo arruinaron, la naturaleza no protesta, se defiende y su propia fuerza le permite su recuperación.
Comprendamos que el Derecho al desarrollo urbano sostenible es una actitud y obligación de las generaciones del presente en beneficio de las venideras. El derecho faculta la defensa de los derechos al desarrollo sostenible de las ciudades para las siguientes generaciones. Perfectamente podemos proteger todos los medios naturales de subsistencia o de vida de quienes estarán por nacer.
Entremos en nociones básica que nos permitan la compresión de la trilogía.
Una vez finalizada la II Guerra Mundial, Europa, como compensación a los servicios prestados por Estados Unidos abrió sus puertas a los productos Norteamericanos, y así se instauró definitivamente en el mundo occidental lo que hoy conocemos como economía de consumo.
Una vez finalizada la II Guerra Mundial, Europa, como compensación a los servicios prestados por Estados Unidos abrió sus puertas a los productos Norteamericanos, y así se instauró definitivamente en el mundo occidental lo que hoy conocemos como economía de consumo.
Esta economía de consumo y la aceptación de sus límites para que el hombre no acabe con sigo mismo y con sus generaciones futuras han dado pié a lo que hoy conocemos como desarrollo sostenible.
La definición más conocida del desarrollo sostenible fue formulada por primera vez en 1987 por la Comisión Brundtland, creada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, y dice así: “El desarrollo sostenible es el que satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”
Pero, ¿de qué desarrollo se habla? ¿Económico? ¿Biológico? ¿Social? ¿Político? ¿Cultural? ¿Todos?: El Banco Mundial cita que los objetivos del desarrollo sostenible se enmarcan en la búsqueda de un equilibrio entre los aspectos ambientales (medio ambiente, salud, uso racional de los recursos renovables, conservación de los recursos naturales,…), sociales (equidad, cohesión social, movilidad, participación ciudadana,…) y económicos.
¿Cómo debe llevarse a la práctica ese desarrollo? ¿Dónde debe hacerse efectivo?
Las ciudades son los escenarios del progreso social y de la evolución de la humanidad. La globalización se lidera desde los espacios urbanos porque albergan una alta capacidad de infraestructuras, una alta cualificación de los recursos humanos y una excelente accesibilidad. Los adelantos tecnológicos crecen en las urbes y las posibilidades de acceder al conocimiento humano también. El desarrollo sostenible del tejido urbano es la clave para el futuro.
El desarrollo de una ciudad avanza en tres dimensiones: la competitividad de su actividad económica, su estructura social y el uso de los espacios físicos. La sostenibilidad de la ciudad se sustenta en que su actividad económica sea competitiva, su estructura social esté cohesionada y sus espacios físicos estén gestionados eficientemente.
Para mejorar su competitividad las ciudades están poniendo en práctica políticas que impulsan la innovación, el talento, la industria creativa y la glocalización. Construyendo parques científicos y tecnológicos, impulsando proyectos universitarios, apoyando la transferencia de conocimiento hacia el tejido empresarial, realizando intensas campañas de marketing urbano.
Para alcanzar la cohesión social las ciudades están incorporando a sus modelos de gestión las Tecnologías de la Información. Todos hemos hecho alguna vez una gestión administrativa a través de Internet como solicitar una cita médica o un certificado de empadronamiento; o hemos consultado información sobre el estado de las carreteras o sobre el tiempo que tardará el autobús en pasar por nuestra parada; o hemos participado en un blog ciudadano. Todo eso que hemos hecho se llama e-Administración o Administración Electrónica. Es algo muy simple pero de gran repercusión en la gestión eficiente de los servicios de la ciudad porque sirve para acercar la Administración Pública a los ciudadanos, a las empresas y a todos los organismos que vertebran la ciudad y les permite participar en su gestión y, en teoría, en su gobierno.
La gestión del espacio físico urbano es un amplio concepto dentro del cual se combinan, con grandísima dificultad, cuatro elementos: el urbanismo, la movilidad, la eficiencia energética y el medio ambiente.
La especulación inmobiliaria que ha condicionado, y condiciona, el Planeamiento Urbano de las ciudades ha elevado a grado de utopía conseguir una gestión eficiente de los espacios físicos urbanos.
El modelo constructivo que sigue funcionando en las ciudades actuales es un modelo que desprecia el impacto ambiental de los edificios. Cada edificio que responsabilice a la ciudad de su abastecimiento energético es un edificio más que pone en peligro su desarrollo sostenible porque hace que la ciudad sea, edificio a edificio, más incapaz de producir los recursos necesarios para su propia supervivencia.
La tecnología de la construcción ha llegado a tal grado de desarrollo que es factible diseñar edificios inteligentes y ecológicos, edificios autosuficientes que son capaces de producir su propia energía, almacenar y reciclar agua e, incluso, se han ideado edificios productores de alimentos. Sin embargo, la actividad edificatoria de la era de la especulación responde a un esquema económico en el que los materiales de construcción han de ser rentables antes que eficientes, la mano de obra ha de ser barata antes que cualificada y los tiempos de ejecución gobiernan sobre todas las decisiones.
Los despropósitos de la especulación afectan a la movilidad tanto como afectan a los otros tres elementos del espaciofísico urbano. De qué sirve establecer políticas que favorezcan el uso del transporte público y que penalicen la utilización del vehículo privado, si no hay una política de Planeamiento Urbano que las acompañe. Como ejemplo, las Cuatro Torres business area de Madrid. Un proyecto urbanístico que ha desequilibrado la ciudad hacia el norte. Intensificando la concentración empresarial en un área que históricamente ha presentado problemas de infraestructuras. La desproporcionada inversión en edificación, no ha sido acompañada de una inversión proporcional en obras de urbanización, especialmente en infraestructuras de transporte.